Micorrizas
¿Qué
son las micorrizas?
Las micorrizas constituyen
un grupo de hongos que crecen asociados con las raíces de las plantas en una
relación de simbiosis prácticamente universal, no sólo porque casi todas las
especies vegetales son susceptibles de ser micorrizadas (98%), sino también
porque puede estar presente en la mayoría de los hábitats naturales.
Ellas son especialmente
valiosas para plantas que crecen en lugares pobres en nutrientes o que
enfrentan una fuerte competición de otros organismos ya que funcionan como un
sistema de absorción que se extiende por el suelo y es capaz de proporcionar
agua y nutrientes (nitrógeno y fósforo principalmente) a la planta, y proteger
las raíces contra algunas enfermedades. Las micorrizas son tan antiguas como
las propias plantas y se conoce su existencia desde hace más de cien años;
estimándose que aproximadamente el 95% de las especies vegetales conocidas
establecen de forma natural y constante este tipo de simbiosis con hongos del
suelo.
¿Cómo
funcionan?
En estas simbiosis de tipo
mutualista, como ya se dijo, el hongo suministra a la planta compuestos
inorgánicos (sales minerales) que esta necesita para su nutrición (micotrofía)
y la planta aporta al hongo heterótrofo los compuestos orgánicos
(fotosintatos).
El establecimiento de estas asociaciones implica la creación de fuertes interdependencias, tanto es así que el hongo pasa a ser una parte más del sistema radical, tan perfectamente integrado en el mismo que ve muy dificultado o incluso imposibilitado su desarrollo sin su planta hospedadora, y ésta puede tener un rango de dependencia del hongo, que va desde absoluto hasta relativo, en mayor o menor grado .
El establecimiento de estas asociaciones implica la creación de fuertes interdependencias, tanto es así que el hongo pasa a ser una parte más del sistema radical, tan perfectamente integrado en el mismo que ve muy dificultado o incluso imposibilitado su desarrollo sin su planta hospedadora, y ésta puede tener un rango de dependencia del hongo, que va desde absoluto hasta relativo, en mayor o menor grado .
¿Cuántos
tipos de micorrizas existen?
Se admiten en general cinco
tipos de micorrizas:
Ectomicorrizas:
Los
hongos que las forman, Basidiomicetes y Ascomicetes, desarrollan una espesa
capa de micelio sobre la zona cortical de las raíces de la planta. Se producen
principalmente sobre especies forestales y leñosas.
Endomicorrizas: Los
hongos que las producen se caracterizan por colonizar intracelularmente el
córtex radical. Dentro de este grupo existen tres tipos característicos:
Orquideomicorrizas:
(asociadas a Orquidiáceas).
Ericomicorrizas:
(ligadas a la Familia Ericáceas y con muchas similitudes estructurales con las
ectendomicorrizas).
Micorrizas
arbusculares: Caracterizadas por formar arbúsculos
intracelulares y sin duda las de mayor difusión (tanto a nivel geográfico como
dentro del Reino Vegetal) e importancia económica y ecológica. Los hongos
formadores de micorrizas arbusculares pertenecen a la clase Zigomicetes y se
caracterizan porque producen, a lo largo de su ciclo de vida, unas estructuras
conocidas como arbúsculos (en todos los casos) y vesículas (en la mayoría de
ellos). Las vesículas son estructuras globosas e irregulares que actúan como
órganos de reserva de lípidos. Los arbúsculos son las estructuras responsables
de la transferencia bidireccional de nutrientes entre los simbiontes, realizada
en la interfase planta-hongo producida a este nivel .
Ectendomicorrizas: Los
hongos que las producen colonizan de forma dual las raíces: externamente
formando un manto cortical e internamente penetrando intracelularmente en el
córtex.
¿Sobre
qué plantas se establecen?
Las asociaciones
micorrícicas se producen sobre casi todas las plantas vasculares con algunas
excepciones como las familias Crucíferas, Quenopodiáceas, Ciperáceas,
Cariofiláceas y Juncáceas y también se establecen en Briofitas y Pteridofitas,
aunque existe poca información sobre estas simbiosis con plantas no vasculares.
Entre las plantas vasculares colonizadas por «micorrizas» se encuentran todas
las especies leñosas de interés forestal (Fagáceas, Betuláceas, Pináceas,
etc.), todas las especies de interés hortícola (Solanáceas, Gramíneas, etc.) y
muchas familias de importancia ornamental (Orquidiáceas, Rosáceas ...). Esto da
una clara idea de la importancia ecológica y económica de las micorrizas.
En las ericomicorrizas: Pezizella.
En las micorrizas
arbusculares: Acaulospora, Entrophospora, Gigaspora, Glomus, Sclerocystis y
Scutellospora.
En las ectendomicorrizas:
Endogone.
¿Cómo
se produce la colonización?
En una primera instancia se
produce una identificación mutua planta-hongo en la rizosfera, en regiones
próximas a las raíces nutricias; este reconocimiento parece mediado por
sustancias exudadas por la raíz que provocan el crecimiento del micelio y un
biotropismo positivo del mismo hacia la raíz. Luego se produce el contacto
intercelular al formarse una estructura llamada _apresorio_. En tercer lugar se
producen cambios morfológicos y estructurales tanto en los tejidos colonizados
por el hongo, como en la organización de la pared celular del simbionte
fúngico. Posteriormente se produce la integración fisiológica de ambos
simbiontes, y por último se produce una alteración de la actividades
enzimáticas, que se coordinan entre los simbiontes para integrar sus procesos
metabólicos.
¿Existe
especificidad en la formación de micorrizas?
Si bien las asociaciones
micorrícicas se consideran en general no específicas, es decir que cualquier
hongo simbionte puede colonizar cualquier planta receptiva, existen sin embargo
«preferencias» o una mejor afinidad-compatibilidad entre determinadas parejas
hongo/planta. En contraste existen también casos como en Eucaliptus, Malus,
Arbutus en que la total inespecificidad asociativa hace que estas y otras
especies estén colonizadas al mismo tiempo por formaciones tan distintas como
ectomicorrizas y endomicorrizas.
¿Cuáles
son los efectos de las asociaciones micorrícicas?
Las micorrizas actúan a
varios niveles, provocando alteraciones morfológicas y anatómicas en las
plantas hospedadoras como cambios en la relación tallo-raíz, en la estructura
de los tejidos radicales, en el número de cloroplastos, aumento de la
lignificación, alteración de los balances hormonales ,etc., efectos que no son
sólo explicables como una simple mejora nutritiva de la planta debida al
aumento de eficacia en la absorción de nutrientes por la raíz gracias a la
formación de la micorriza, sino que responde a cambios metabólicos más
profundos y complejos debidos a la integración fisiológica de los simbiontes.
Otro de los efectos más
interesantes de las micorrizas es su papel en relación con el ecosistema en el
que se desarrollan; así interaccionan con diversos microorganismos de la
micorrizosfera estableciendo provechosas cooperaciones con unos y compitiendo
con otros generalmente de tipo patógeno, e incluso interactuando con la
microfauna de la rizosfera (Nematodos, Afidos, Acaros, ...) aunque su papel
aparentemente protector es relativo.
Efecto de la aplicación de
Micorrizas
Aumento de la supervivencia
y la tasa de crecimiento.
Aumento de la vigorosidad de
la parte aérea. Aumento de la vigorosidad y eficacia de la parte subterránea.
Aumento de la captación de nutrientes y agua. Uno de los aspectos más interesantes de las micorrizas es su capacidad de resistencia en condiciones de sequía, especialmente en plantas jóvenes.
Mejor adaptación a las condiciones del medio. Especialmente en:
-Suelos contaminados: la
fisiología del hongo permite soportar concentraciones elevadas de metales
pesados y elementos tóxicos para las plantas.
-Suelos pobres: recomendado
especialmente para coníferas.
-Zonas áridas.
-Zonas quemadas.
-Suelos roturados: causados
por un escaso abono o por fuerte lixiviado. La micorriza puede convertirse en
la única fuente de fósforo y nitrógeno para las plantas.
Protección contra patógenos
del suelo. Reducen la incidencia de enfermedades por Pythium sp. y Fusarium sp.
así como de otros hongos causantes del "Damping off" (necrosis del
cuello de la raíz) de forma que no es tan necesaria la aplicación de pesticidas
y otros productos químicos que siempre comportan algún efecto secundario
negativo.
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